Economía digital y espacio urbano

Economía digital y espacio urbano

Es en 2016 cuando Amazon anuncia la apertura en Madrid de su nuevo de tech hub de 1.200 m2, donde trabajarán unos 100 ingenieros en desarrollo de software para dar soporte al crecimiento del gigante del comercio online. Y lo hace en el corazón mismo de la ciudad, en el 83 del Paseo de la Castellana, en el complejo de oficinas AZCA. Este no es sino un paso transitorio dentro del proyecto de relocalización de la multinacional estadounidense dentro del área metropolitana de Madrid, buscando mayor centralidad. Así, Amazon, que tenía sus oficinas HQ para España en Pozuelo de Alarcón, se traslada a un nuevo edificio de 12.000 metros cuadrados en la céntrica zona de Méndez Álvaro, a un paso del eje Prado-Recoletos-Castellana.

Los ingenieros que ya empezaron a trabajar en el complejo AZCA se trasladan al nuevo campus corporativo de Méndez Álvaro, donde la compañía alberga a casi un millar de empleados. La operativa logística sí seguirá desarrollándose a partir de nodos suburbanos, como el centro logístico en San Fernando de Henares, en proceso continuo de ampliación desde el inicio de su actividad en 2012, y el centro logístico construido en El Prat, en Barcelona. Excepción hecha del almacén logístico activado en el centro de Madrid, para atender el nuevo servicio “prime now” de entregas en el plazo de 1 hora.

El nuevo centro corporativo de Amazon se ubica así en pleno tejido urbano de la capital de España, en la calle Ramírez de Prado. Un movimiento muy similar al realizado por la propia multinacional en Londres y otras capitales. Precisamente en la capital británica, Google también protagonizó una sonada relocalización hacia la muy céntrica zona de King’s Cross station, justo al lado de la popularmente llamada “rotonda del silicio” (luego más solemnemente rebautizada como East London Tech City), donde espontáneamente se han ido ubicando empresas y start ups vinculadas a las tecnologías de la información y comunicación.

En tendencia a gran escala. La actividad productiva (en especial aquellas más directamente vinculadas con la nueva economía digital, aunque no sólo) de nuevo regresa a las ciudades (al corazón de ellas), abandonando el hasta ahora clásico patrón suburbano. Un patrón que llegó hace años a su expresión más refinada con el modelo de parque tecnológico. En España, solo el proyecto Barcelona 22@ supo anticiparse, con gran ambición, a este retorno de la actividad productiva al espacio urbano.

Una suerte de “retorno del hijo pródigo”, para el cual una gran mayoría de grandes ciudades aún no está debidamente preparada, tanto en términos de planeamiento como en oferta de producto inmobiliario adecuado. Por ejemplo, y según su propio testimonio, una de las principales frustraciones del equipo de InvestPorto es no poder dar rápida respuesta a las demandas, cada vez más frecuentes, de espacios ubicados dentro del tejido urbano que reciben de empresas y proyectos con voluntad de ubicarse en la ciudad portuguesa.

Este cambio de tendencia responde a que los ámbitos trabajo y vida privada no están ahora tan rígidamente separados como en el pasado. Son más porosos entre sí en términos de espacio y hasta se intercalan de modo más flexible a lo largo de la jornada diaria [para muchos, esto es un facilitador de la conciliación familiar no un handicap]. Cada vez más disminuye la tolerancia hacia largos desplazamientos al centro de trabajo, no sólo por una mayor calidad de vida, sino igualmente por una cuestión de sostenibilidad ambiental.

En todo caso, en nuestras sociedades avanzadas, el mundo del trabajo ya no quiere tanto permanecer recluido en islas de conocimiento (como en su momento fueron el modelo de parque tecnológico y de campus corporativo suburbanos) sino permanecer cerca e incluso formar parte activa de la experiencia urbana, en todas sus expresiones, ocio, vida cultural, interacción social… Durante su presentación, los responsables de Amazon argumentaron que la mayor centralidad de su nuevo centro de trabajo en el centro de Madrid les ayudará a atraer y retener talento.

Incluso en Estados Unidos, largamente dominado por el patrón de la difusión suburbana, la vuelta de la actividad productiva a la ciudad central es una tendencia reconocida y promovida en todo el país. En “The Rise of Innovation Districts: A New Geography of Innovation in America”, Bruce Katz y otros colegas entonces en la Brookings Institution modelizaron esta tendencia bajo el concepto de distritos de innovación. Estos distritos urbanos surjen en contraposición a “un paisaje de la inovación dominado en los últimos 50 años por lugares como Silicon Valley, es decir corredores suburbanos de sedes y campus corporativos aislados, accesibles sólo por vehículo y con escasa voluntad por integrar mejor trabajo, residencia  y ocio”. Ahora, la localización preferida por las tecnológicas y las puntocom en la región de New York es… Central Manhattan!, en el área conocida como Silicon Alley.

General Electric, en el top-ten de Fortune 500, protagonizó también un sonado episodio de esta tendencia cuando anunció la relocalización de su sede central y campus corporativo desde Fairfield (Connecticut), en un ambiente típicamente suburbano, al mismo centro de Boston. Una decisión que la propia compañía ve alineada y coherente con su proceso de transformación digital y, como en Amazon, con su necesidad de atraer más fácilmente talento global.

© TASO

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